La estación de Ópera es mucho más que un nodo de transporte en pleno corazón de Madrid. Situada en la Plaza de Isabel II, frente al majestuoso Teatro Real, se ha convertido en un verdadero
espacio cultural subterráneo, donde conviven la funcionalidad del metro moderno con restos arqueológicos del siglo XVI y la memoria de la propia ciudad.
La estación de Ópera fue inaugurada el 21 de octubre de 1925, como parte del tramo inicial de la Línea 2 (Sol – Quevedo). En aquel entonces, recibía el nombre de Isabel II, en honor a la plaza donde se ubica.
En 1931, con la llegada de la Segunda República, el nombre fue cambiado a Ópera, denominación que ha mantenido desde entonces (con un breve paréntesis entre 1939 y 1947, cuando recuperó el de Isabel II).
Su localización estratégica, a escasos metros del Palacio Real, la Plaza de Oriente y el Teatro Real, convirtió rápidamente a Ópera en una de las estaciones más utilizadas por madrileños y visitantes.
Con el paso del tiempo, Ópera se consolidó como un importante intercambiador subterráneo. Actualmente, en la estación confluyen tres líneas:
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Línea 2 (Color rojo): conecta Las Rosas con Cuatro Caminos. 
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Línea 5 (Color verde): recorre desde Alameda de Osuna hasta Casa de Campo. 
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Ramal Ópera – Príncipe Pío: uno de los tramos más peculiares de toda la red, inaugurado también en 1925, y que mantiene el sabor clásico de los primeros tiempos del metro madrileño. 
Este ramal, conocido popularmente como el “minimetro”, es un vestigio histórico que sigue funcionando a día de hoy como enlace directo con la estación de Príncipe Pío.
La gran transformación de Ópera llegó con las obras de modernización entre 2008 y 2011. Durante las excavaciones, se encontraron restos arqueológicos de enorme valor:
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Un viaje de agua del siglo XVI, parte del sistema hidráulico que abastecía de agua a la zona del Palacio Real. 
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Restos de la fuente de los Caños del Peral, que formaba parte de la antigua plaza y que estuvo en uso hasta el siglo XIX. 
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Vestigios de la alcantarilla del Arenal, uno de los primeros sistemas de saneamiento urbano de Madrid. 
En lugar de ocultar estos restos, Metro de Madrid decidió integrarlos en la estación, creando el espacio museístico conocido como “Museo de los Caños del Peral”, que puede visitarse de manera gratuita en el vestíbulo.
Este espacio convierte a Ópera en una estación única en el mundo, donde los viajeros pueden contemplar restos arqueológicos mientras esperan el tren.
La ubicación frente al Teatro Real ha hecho que Ópera tenga una fuerte relación con la música y las artes. No es extraño encontrar en sus pasillos actuaciones de músicos callejeros, a veces incluso intérpretes de ópera que rinden homenaje a su nombre.
Además, el propio diseño de la estación tras su reforma de 2011 refleja una apuesta por lo cultural, con paneles explicativos y elementos que acercan la historia de Madrid a los viajeros.
Renovaciones y modernización
Ópera ha sido reformada en varias ocasiones para adaptarse a las necesidades de un transporte en constante crecimiento:
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Década de 1960: ampliaciones para acoger más viajeros. 
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1998: remodelación dentro del plan de modernización de estaciones históricas. 
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2008-2011: gran reforma integral, con la instalación de ascensores, ampliación de andenes y creación del espacio arqueológico. 
Hoy en día, Ópera es una estación plenamente accesible, equipada con ascensores y escaleras mecánicas, preparada para absorber el elevado tráfico que recibe diariamente.
En la actualidad, la estación de Ópera es mucho más que un lugar de paso. Es un punto de encuentro de historia, cultura y movilidad. Miles de madrileños y turistas transitan por ella a diario, sin imaginar que bajo sus pies discurren siglos de historia: desde los caños de agua del siglo XVI hasta los trenes más modernos de Metro de Madrid.
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