La creación del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) por ley de la Asamblea de Madrid en 1985, significó un paso adelante definitivo en la gestión integrada de los diferentes modos de transporte público.
Siguiendo el ejemplo de otras grandes regiones metropolitanas europeas, el CRTM es la primera autoridad de esta naturaleza en el ámbito nacional, y su ejemplo estimuló más adelante a otras áreas que emprendieron un camino basado en el modelo madrileño.
El CRTM hizo de la integración un concepto de referencia, que aplicó a todos los ámbitos: integración administrativa, con la participación de los diversos niveles de la administración; integración modal, considerando los diferentes modos como partes de un sistema interrelacionado; e integración tarifaria, concentrando las competencias sobre política tarifaria y creando un marco de aplicación de tarifas común y coordinado para todos los operadores. La integración tarifaria fue el banderín de enganche de los ciudadanos con las políticas del CRTM, que el 1 de enero de 1987 introdujo el Abono Transportes, un título de transportes personal, con validez en todos los operadores de la región y que significó una auténtica revolución en los hábitos de uso del transporte público de los ciudadanos.
El soporte físico y la tecnología para los nuevos títulos de transporte partió de la existente en Metro de Madrid, también conocida como formato “París” con billetes tipo Edmonson. El cupón o billete que debía de acompañar al abono tendría los siguientes parámetros: Espesor: 0,27 mm, anchura: 30 mm y longitud: 66 mm. El billete disponía de una banda magnética centrada en el eje longitudinal donde se localizarían los datos. La codificación se realizó con una técnica de modulación digital “Phase Encoding”.
Inicialmente, los abonos solo se validaban en las máquinas canceladoras de Metro, siendo su utilización a la vista en los autobuses de la EMT y operadores privados. Renfe Cercanías incorporó también progresivamente los equipos de control de acceso a las estaciones. A efectos de la aplicación de las tarifas, el territorio se dividió en zonas concéntricas en torno al núcleo central (zona A) del municipio de Madrid.
La implantación del Abono Transportes fue un éxito, de manera que en diciembre de 1993 los usuarios del Abono superan por primera vez el 50% del total de los viajeros del transporte público de la Comunidad de Madrid.
Varios folletos del CRTM de Madrid 1987-1994 sobre el bono trasporte y sus tarifas
La política tarifaria del CRTM a lo largo del tiempo se ha basado en perseguir el objetivo de la máxima integración. El Abono Transportes, máximo exponente de esta orientación, y dirigido a los usuarios más habituales, no es sin embargo el único producto tarifario. Los viajeros de una utilización intermedia del sistema han encontrado en los billetes de diez viajes un título adecuado a sus necesidades y nivel de gasto.
El CRTM, con la creación del metrobús en 1998, billete de diez viajes válido para Metro y EMT de Madrid, y más adelante, en 2011, con la unificación de todos los billetes de 10 viajes de los operadores privados de autobuses, ha consolidado la oferta tarifaria dotándola de un elevado grado de integración, de manera que en la actualidad casi el 90% de los casi 1.400 millones de viajeros del sistema, se desplazan con títulos emitidos por el CRTM. Por otra parte, uno de cada cuatro habitantes de la Comunidad de Madrid de entre 8 y 85 años utiliza algún tipo de Abono Transportes para sus desplazamientos cotidianos.
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