La Línea 6 del Metro de Madrid, conocida como la “línea circular”, es uno de los ejes neurálgicos del transporte madrileño. Conecta barrios de todas las coronas, enlaza con prácticamente todas las demás líneas del suburbano y concentra un flujo de viajeros superior a los 600.000 diarios en días laborables. No es casualidad, por tanto, que la Comunidad de Madrid haya decidido acometer una de las reformas más ambiciosas en la historia del metro: la modernización integral de la L6, que incluye un hito técnico de gran relevancia, el cambio de voltaje en la catenaria.
Hasta hace pocos meses, la L6 funcionaba con una tensión eléctrica de 600 voltios en corriente continua, un estándar que, si bien había servido durante décadas, empezaba a quedarse obsoleto para los nuevos trenes y la creciente demanda de pasajeros.
El plan de renovación contempla elevar esta tensión a 1.500 voltios en corriente continua, lo que supone múltiples ventajas:
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Mayor capacidad energética: permite alimentar trenes más potentes y de gálibo amplio.
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Eficiencia y ahorro: se estima una reducción del 26 % en el consumo eléctrico, gracias a un aprovechamiento más racional de la energía.
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Menor desgaste: al circular menos corriente para transmitir la misma potencia, se reduce la pérdida energética en cables y equipos, prolongando su vida útil.
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Compatibilidad con la automatización: la nueva tensión es clave para el futuro despliegue de trenes automáticos, que exigirán una red eléctrica más robusta y estable.
Este cambio de voltaje ha obligado a adaptar subestaciones eléctricas, sistemas de protección y equipos de señalización, una tarea invisible para los viajeros, pero de gran complejidad técnica.
El aumento del voltaje no ha llegado solo. Desde mayo de 2025, la L6 está inmersa en un plan de renovación integral que implica cortes parciales por fases hasta finales de año.
Todo este conjunto de actuaciones se enmarca en un objetivo mayor: convertir a la L6 en la primera línea completamente automatizada del Metro de Madrid en 2027. Esto implicará trenes sin conductor, intervalos de paso mucho más cortos y una capacidad de transporte superior al 17 % respecto a la actual.
Además, el cambio de voltaje coloca a la L6 al nivel de otras redes de metro europeas de referencia, preparándola para recibir los nuevos trenes de la serie 8000 reformada y de la nueva generación de material móvil, diseñados para operar a 1.500 V.
El cambio de voltaje en la Línea 6 no es solo una mejora técnica; es un punto de inflexión en la historia del Metro de Madrid. La línea circular, que durante años ha sido víctima de saturaciones y averías, se prepara ahora para convertirse en un corredor automatizado, eficiente y sostenible, a la altura de las grandes capitales del mundo.
La obra está en marcha y, aunque todavía quedan meses de trabajos y ajustes, los madrileños ya pueden mirar al futuro con la certeza de que su línea más emblemática será también la más moderna.
La “renovación del siglo” en la Línea 6: voltaje, automatización y futuro
Históricamente, la L6 operaba con una tensión de 600 V en corriente continua, lo que resultaba insuficiente para alimentar los nuevos trenes de gálibo amplio y satisfacer una demanda creciente. Como parte del proceso, se ha elevado el voltaje a 1 500 V CC.
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