La estación Darío Gazapo: el proyecto pendiente en la Línea 10 del Metro de Madrid (circa 2002)


En 2002, el mapa del Metro de Madrid apenas comenzaba a vislumbrar una nueva parada que, hasta hoy, sigue sin materializarse en funcionamiento: la estación Darío Gazapo, prevista en la Línea 10. Aunque nunca llegó a abrir, su historia —casi fantasma— refleja las fronteras entre la planificación urbana y la realidad.

La estación de Darío Gazapo fue propuesta como parte del desarrollo urbano asociado a la Operación Campamento, un proyecto que buscaba mejorar el acceso a zonas en expansión al sur de la capital. El trazado de la Línea 10 habría incluido esta nueva parada entre Aviación Española y Colonia Jardín, en la carretera de Extremadura, justo frente a una vía llamada Calle Darío Gazapo.




En un mapa de 2002, elaborado para reflejar las expansiones del Metro, se distinguían los nuevos tramos abiertos y las estaciones en construcción. Aunque Darío Gazapo no aparecía como operativa, ese material paramovilizador ya guardaba previsiones de su futura implantación. En el entorno gráfico de aquel entonces, se percibía una clara intención de planificar su presencia futura en línea con el desarrollo urbano esperado.

Las razones que explican el parón del proyecto son múltiples:

  • Coste e inversión: La apertura de una estación implica grandes recursos técnicos, logísticos y financieros, que en ese momento se redirigieron hacia otras prioridades del suburbano.

  • Planificación fragmentada: Darío Gazapo fue más una estación “reservada” para futuras fases. Como ocurría en la ampliación hacia Móstoles o ampliaciones del norte, su construcción quedó supeditada a nuevas urbanizaciones y presupuestos posteriores

La estación Darío Gazapo en 2002 representó una apuesta de desarrollo urbano sin concluir. Aunque estaba marcada en planos como una parada futura, nunca llegó a materializarse. Su historia es espejo de cómo el crecimiento de Madrid ha quedado a veces reflejado en documentos y proyectos no ejecutados.

Quizás algún día esa estación deje de ser un nombre en el papel, y se convierta en un andén real. Mientras tanto, permanece como un recuerdo de planificación inconclusa y de un Madrid que aún espera completar su red de metro.



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